Hugo Arias Bracho

Abogado, Ex parlamentario, analista político.

El título de esta nota fue siempre la tradicional manera en que el venezolano saludaba al vecino, el amigo,  el conocido y a todo aquel que  se le presentara en el camino durante la época navideña, participaba en  los oficios religiosos organizados en la  iglesia de sus creencias, el intercambio de regalos en el medio familiar y organizaba la llegada del niño Jesús, que luego fue San Nicolás y el modernismo convirtió en Santa Claus o simplemente Santa con los regalos para los niños de la casa, esa vivencia forma parte de los  recuerdos inolvidables y el mejor testigo es el tiempo transcurrido en la Venezuela de la amistad, de los sueños y de la alegría a flor de labios.

Hoy las fechas son las mismas pero la realidad es otra, llegó el socialismo o revolución y el cambio vino con ellos, la alegría salió corriendo de las casas por la ventana del frente, las familias no están unidas como ayer pues las dividió el sistema, el venezolano aprendió a emigrar en búsqueda de un mejor futuro que aquí se presenta borrascoso, resulta casi imposible encontrar una familia que no esté regada por el mundo quedando aquí solo el génesis de ella, la cena navideña no será opípara como estábamos acostumbrados, las hallacas y el pernil no formaran parte de la mesa navideña en muchos hogares ya que los ingresos de la casa dependen de una jubilación,  la pensión de vejez del Seguro Social o quizás de un salario tan bajo que da vergüenza cobrarlo y la remesa que desde el extranjero envía el emigrado no alcanza, no por su  monto, sino por el alto costo de los productos de la cesta alimentaria a los cuales la revolución voltea la cara para no rebajarlos y crearse enemistad con los nacionales de otros países que aquí han aprovechado para hacer sus negocios y enriquecerse fácilmente a costillas de los pocos ingresos del venezolano.

El 24 de diciembre la escasez del agua por tubería a la que está obligado el gobierno a suministrarla diariamente, cuestión que no cumple ni siquiera cada mes, en muchos hogares será sustituida por las lágrimas que fácilmente brotaran de los ojos del venezolano, rodando    por sus mejillas   al recordar la ausencia del familiar emigrado y la dificilísima situación a la que ha sido sometido en contra de su voluntad y que nunca se   había imaginado.

El 31 de diciembre, ultimo día del año, el faltan 5 pa las doce   cantada por Néstor Zavarce   será el himno que más se escuchara   en las radio emisoras que Conatel aún  no ha cerrado,  las notas musicales de las  orquestas del maestro Billo Frometa  y Los Melódicos de Renato Capriles, retrotraerán  el ayer navideño quizá con mucha nostalgia  y al anunciarse el nuevo año vendrá el abrazo de la familia reunida,  luego con  los pocos vecinos que se atrevan a salir de sus casas a esas horas de las madrugada corriendo el riesgo que impone la inseguridad que tranquilamente se pasea por las calles de Venezuela,  haciéndonos recordar que el crimen no paga y a esa hora nadie quiere aventurarse,  por lo que prefieren esperar el primer día del año para darse el abrazo del feliz año, ese encuentro del 01-01-2023 debe convertirse en el principio del fin para quienes son responsables del daño ocasionado al país, ya que la muy amplia mayoría está dispuesta a cobrar con votos el mal  causado; y ante la desaparición de la dirigencia política, no se sabe si voluntariamente o por obra y gracia del espíritu santo, la población proveerá los sustitutos con una generación de relevo preparada en silencio para ese fin, no de cristal,   formada con el calor y la fuerza que genera el sufrimiento al que la han sometido.

La responsabilidad no es de   unos pocos o de una parcialidad, es de todos los demócratas, no importa la militancia porque más trascendente es la unidad sin retoques ni colores y con disposición de ganar.

Los odios mellizales nacidos en organizaciones políticas deben ser resueltos entre ellos y no convertirlos en agentes perturbadores de la Unión porque esta   es la razón para  la victoria con el voto de todos.