Por Eduardo Martínez

A la gran cruzada anti-corrupción, que dirige personalmente el presidente Nicolás Maduro, le faltan algunas conexiones. Entre ellas, un difuso hilo que llegaría a Qatar. Un Paraíso Fiscal en el Golfo Pérsico.

Este pequeño país, de 600 mil qataríes y 2 millones de trabajadores extranjeros, tiene un ingreso anual proveniente de la venta de petróleo y gas, en el cual los habitantes tienen uno de los ingresos per capita más alto del mundo, superior a los 80 mil dólares anuales.

Sin embargo, de este lado del mundo, Qatar ha adquirido gran importancia por ser un paraíso fiscal, con leyes bancarias muy liberales, y segura hasta que se diga lo contrario.

La principal característica que ofrece Qatar a los inversionistas y depositantes en la banca, es que no cobra impuestos. Lo que significa que un depositante puede llevar su dinero, y no estar sometido esos capitales a impuesto alguno.

Si bien Qatar está muy lejos de Venezuela, desde que comenzó el siglo XXI la legislación qatarí pareciera haber atraído a inversionistas venezolanos. Lo que habría ocurrido por las restricciones existentes al flujo de capitales en la zona Euro, y en los Estados Unidos.

Señalan fuentes, conocedoras de paraísos fiscales, es que en Qatar no se pregunta de dónde viene el dinero. Lo que contrasta con la banca europea y estadounidense.

Una de las informaciones que, corrían antes del cierre del Stanford Bank, es que su sede en la isla caribeña de Antigua servía de trampolín para transferir flujos de capitales hacia esa nación del Golfo Pérsico. Sospechándose, por la penetración del Stanford en Venezuela, que una importante parte de ese flujo podía provenir del país.

Incluso se llegó a decir, en esos días anteriores a 2009, que el jet ejecutivo del Stanford salía semanal de un aeropuerto del Tuy, para llevar el dinero a Antigua y luego de ser inyectado al sistema financiero internacional, ser depositado en esos bancos del Golfo Pérsico.

La bonanza petrolera primero en Venezuela, la caída de los precios después, la crisis de la burbuja hipotecaria en Occidente, y finalmente el colapso de la pirámide financiera del Stanford, echaron tierra a las investigaciones periodísticas de esta conexión qatarí.

Ahora, cuando la invasión rusa a Ucrania acabó con los flujos hacia Rusia, Turquía y China, se vuelven a oír informaciones sobre Qatar como receptor de fondos venezolanos.

En el último Mundial de Fútbol Qatar 2022, venezolanos que asistieron a ese campeonato, habrían quedado impresionados cuando ante el desarrollo inmobiliario en Doha, los guías qataríes decían sin tapujos que se había acelerado gracias a los inversionistas venezolanos. ¿Ciertos o falsos estos comentarios? Quién sabe. Pero todo es posible en estos tiempos, solo con pensarlo.

En todo caso, en tan solo dos semanas, las conexiones empiezan a ser claras: California, China, Venezuela, Rusia, Alta Mar, y ahora Qatar.

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