El barco de rescate Ocean Viking atraca en el puerto de Toulon, en Francia, con 230 personas a bordo. Después de estar tres semanas esperando un lugar seguro para atracar y de cuatro evacuaciones de emergencia, Francia ofreció un amarre a la embarcación. La negativa de Italia a asignar un puerto seguro al barco de la ONG ha generado tensiones diplomáticasentre ambos países. Ahora, los migrantes tienen por delante un largo trámite burocrático.
«El proceso se lleva a cabo en un marco jurídico preciso, que es el de una zona de espera. El internamiento en una zona de espera se aplica a las personas de nacionalidad extranjera que entran en el espacio Schengen de forma irregular. Las personas retenidas en una zona de espera no están, por tanto, autorizadas a entrar en el territorio nacional y están obligadas a permanecer en esta zona de espera bajo el control de la policía de fronteras”, explicaba Eric Jalon, jefe de extranjería del Ministerio del Interior de Francia.
Los impedimentos del Ejecutivo italiano de Giorgia Meloni, para dejar entrar a migrantes han provocado la respuesta de Francia, que ha asegurado que aumentará los controles en su frontera con Italia.
«Noventa mil personas, un poco menos, han desembarcado en Italia desde principios de este año. En el acuerdo de reubicación (al que se adhieren 13 países europeos), se espera que sean reubicadas unas 8000 personas, menos del 10%. ¿Saben cuántas personas han sido reubicadas hasta ahora? 117, sólo 38 en Francia», aseguraba Giorgia Meloni con datos de su Gobierno.
Meloni quiere seguir la línea dura anti inmigración que inició Mateo Salvini, ahora su socio de Gobierno. La primera ministra acusa a los socios europeos de falta de solidaridad y a las ONG de fomentar la inmigración irregular. Por su parte, organizaciones por los derechos humanos mantienen que Libia, de donde salen la mayor parte de las embarcaciones, no puede considerarse un puerto seguro. Muchos migrantes sufren allí torturas y vejaciones después de pasar incluso años de viaje hacie Europa.