La comisión portuguesa que investiga los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica reveló que 4.815 niños fueron víctimas desde 1950.

Más de 4.800 niños habrían sido víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica portuguesa, según un informe publicado este 13 de febrero por una comisión que investiga estos hechos. Los investigadores advirtieron que los hallazgos podrían solo ser la punta del iceberg. 

«En nuestro informe hay una preponderancia de víctimas masculinas, pero contrariamente a otros estudios, hay un número significativo de víctimas femeninas. Hay un 52,47% de víctimas masculinas. La mayoría son personas que han completado estudios superiores, el 32% tiene un título, pero también hay un grupo de personas, 18%, que no han completado estudios superiores. La edad media de inicio de los abusos sexuales es de 11,2 años», dijo Pedro Strecht, jefe de la Comisión Independiente. 

Estos abusos fueron cometidos desde 1950 por miembros del clero, según Strecht, quien afirmó que «los principales lugares donde se han cometido abusos sexuales son, en orden descendente: seminarios, colegios, internados e instituciones gestionadas por la Iglesia, confesionarios, sacristías, la casa del párroco, con una evolución de los espacios exteriores a lo largo del tiempo. Con ciertos picos en el siglo XXI con el escultismo o las actividades al aire libre. Los abusadores son en un 96% varones y el 77% de ellos eran sacerdotes en el momento de los hechos». 

El informe denuncia que la mayoría de los abusos sexuales tuvieron lugar cuando los niños tenían entre 10 y 14 años, y la víctima más joven tenía sólo dos años. 

Hans Zoller, encargado del Vaticano para enfrentar los casos de abusos sexuales a menores, asistió al acto en Lisboa donde afirmó que este es “un día de reconocimiento del dolor de tantas personas que han sido heridas anteriormente. Es un día de tristeza para ellos, para los miembros de sus familias, sus amigos, porque ha quedado claro que han cargado con tanto dolor, tantas heridas, tanta rabia durante tantos años y no fueron reconocidos en ello. Pero paradójicamente, también es un día de esperanza porque se ve que ahora se les ha dado voz, que sabemos más de esta realidad que se ha infligido a tanta gente». 

France24