«Y yo digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia y ni siquiera el poder de la muerte podrà vencerla»Mr. 16: 18

Por Miguel Àngel Paz

     Es evidente que la única institución que cuenta con el mayor prestigio, credibilidad y respeto en el país, es la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), que en una clara, diàfana y precisa visión, emite permanentemente un diagnóstico de la cruda realidad nacional, puntualizando los orígenes de los diversos problemas sociales y políticos del acontecer, insistiendo siempre con un llamado al encuentro y reconciliación de los hombres y mujeres de buena voluntad, que hacen vida pública .

      Son muchas las consideraciones emitidas periódicamente que a los cristianos nos deben conducir a reflexionar.
    Estamos conscientes que Venezuela està viviendo el signo tràgico de un subdesarrollo, que no solo aparta a muchos hermanos del goce de los bienes materiales, sino de su misma realización humana. Se conjuga el hambre con la miseria, el desempleo, el inaccesible costo de la vida, las enfermedades de tipo masivo, la mortalidad infantil, la marginalidad, con un campo de impudicia en la administración de los fondos públicos. Profundas desigualdades entre una minoría de la clase política dominante y la mayoría del estrato social bajo y medio (ya desaparecido), violación del estado de Derecho, sistema judicial prostituido, sistemas públicos colapsados, acción represiva contra cualquier opinión contraria y escasa participación del pueblo en las acciones de bien común. Este es un cuadro bajo mi visión personal compartida por gruesos sectores sin tratar de precisar puntos de información completa, sobre los cuales no quiero simplemente detallar pero si como denuncia concreta de la situación que està viviendo el país.

   Por ello, los documentos esclesiásticos, suscritos por nuestros arzobispos y obispos, son para nosotros los cristianos, bombas de tiempo.  El último emitido el pasado 12 de julio en su CXX Asamblea Plenaria con la exhortación pastoral, titulada: "Caminemos juntos en la búsqueda del proyecto común del país"  nos invita a "encontrarnos y escucharnos". Es un documento que nos está dando pautas para la acción y el compromiso. Ello corresponde a una visión integral de la Iglesia, que es el pueblo de Dios que marcha a su reino y el itinerario que hacemos aquí es el que anticipa ese reino de paz, amor y justicia. Todos estos términos tienen una dimensión social enorme.

    Nuestra iglesia venezolana, está inmersa dentro de los postulados del Concilio Vaticano II, fuente de una renovación, en la que expone la riqueza conciliar especialmente en la expresión teológica que necesariamente lleva a participar en el campo social.¿ Cuál es la voluntad de Dios? optar preferentemente por los pobres, esa es la razón de la posición abierta que nuestra iglesia venezolana mantiene en relación a los problemas del país y que la impulsa a participar en todos los àmbitos dónde es requerida su presencia.
 Desgraciadamente con la mayoría de los hermanos en Cristo, estamos convertidos en simples ovejas, hemos tratado de obedecer sin pensar y que simplemente cuando vamos a la iglesia, esperamos escuchar los eternos cantos de siempre, sin querer que se nos escuche y se nos plantee el dilema humano que hoy confrontamos.

     Los cristianos tenemos un reto por parte de las grandes mayorías que estàn en una situación de marginalidad y para quienes el Cristo de la Historia vino.

 Porque ante esta situación social y económica, cargada de una desigualdad tan enorme que existe, no podemos permanecer fríos e indiferentes, allí es donde parte nuestro compromiso.

El cristiano ha sido desde el principio rebelde aunque muchas veces, la mayoría no quiere entenderlo. Somos por naturaleza rebeldes, porque el Cristo que conocemos fue así, supo escandalizar no a los pobres y sencillos, sino que escandalizó a los poderosos e hipócritas de su época, el que sacó a los mercaderes del templo. Cristo llegó a la cruz no por benevolente ni por distraído, sino que llegó a ella porque se comprometió a cumplir su misión dando fortaleza y esperanza a la gente marginada, porque clamó por justicia, porque su objetivo era liberar a los pobres, a los necesitados, a los encarcelados injustamente, a los desheredados, este es el Cristo anunciado, de quién estamos obligados y lo hemos traicionado por miedo y cobardía para enfrentar la iniquidad, ignominia, injusticia, latrocinio, manipulación y mentira. 

Recordemos la misma esencia del cristianismo y nos encontraremos frente ante este hecho que debe ser para nosotros fuente de lucha y trabajo.

Esta es la posición de la iglesia, vigente, a ella debemos fidelidad, Cristo nos interpela ante la dura realidad, esta debe ser la actitud de un cristiano ante una situación degradante de la mayoría de nuestros hermanos, hemos sido objetos de dominio, sustentado por un movimiento político que lo representa, defiende, atenta contra los principios teológales de la fe, esperanza y la caridad con pretensión de perpetuidad, que nosotros hemos aceptado en silencio. Perdamos el temor: » no tengas miedo a causa de sus rostros» (Jer. 1:18), «yo te ayudaré» (Isa. 41:13) o como a propósito complementó Juan Pablo II : » son solo hombres»

¡Asumamos nuestro compromiso!

P.D. Nos sentimos profundamente felices ante la designación por el Santo Padre, Francisco, como nuevo cardenal a Monseñor Diego Padrón, Obispo Emérito de Cumanà. Igualmente con la designación de Monseñor Luis Enrique Rojas como obispo de la Diócesis de Punto Fijo. ¡Enhorabuena!
Alabado sea Dios.