» una piedra con la cual tropezaran»
Ro. 9:33

Por Miguel Àngel Paz

      Particularmente considero que la maquiavélica jugada inhabilitadora, copia fiel del libreto autoría del sàtrapa, Daniel Ortega, es un artífice que en Venezuela se revierte para el impositivo régimen con aliados internos solapados, porque en primer lugar demuestra un desmesurado pavor de sentirse desplazados de las mieles del poder, en segundo término porque víctimiza a la lidereza, fortaleciendo un espíritu de cuerpo colectivo, con un alto flujo espontàneo en sostenido crecimiento de respaldo , agregando el signo que gran parte de la oposición democrática, està llamada a unificarse en tiempo tan apremiante para el país y por último por las reacciones adversas de la comunidad internacional, incluyendo la vocería de uno de sus aliados, el Presidente colombiano, Gustavo Petro.

 Para ejecutar la medida, previamente entre líneas anunciada, se utilizó la figura de un trampolín en la personificación de una marioneta maléfica de la política, ante un organismo inexistente,  (por su infuncionalidad) recibida y aprobada por un funcionario de tercer nivel, (tonto útil que en el momento de recular será defenestrado) solicitando un planteamiento inconstitucional (aquí no existe estado de Derecho), insustancial, insólito, traído a destiempo y descabellado, por una sanción cumplida por una nimia omisión( no declaró el monto del cesta tickets, por cierto no utilizó) en su declaración jurada de bienes, aplicándole una inhabilitación por un año que le impidió postularse como candidata a Diputada en los comicios del año 2015. Causa administrativa sin aplicación penal. Insignificante ante el delito de rebelión militar con saldo sangriento ( utilizando como justificación una situación económica, social y política de menor cuantía que la actual) liderizado por el Tte. Coronel Hugo Chávez Frías, sobreseído por vía de gracia, como acertada concesión política del entonces Presidente de la  República, Rafael Caldera con fecha 27 de marzo de 1994. Posteriormente la antigua Corte Suprema de Justicia, presidida por Cecilia Sosa, decidieron por unanimidad, en Julio de 1998, desestimar la solicitud del abogado Juan Garantón, requiriendo nulidad de la candidatura a la Presidencia de la República de Chávez Frías. No se produjo ningún pronunciamiento político contra la decisión judicial. Por el contrario beneplàcito en el universo democrático, entre esas fuerzas se encontraba el Movimiento Al Socialismo, del que por mi perseverante lucha social, ejercí en varios períodos como Diputado al extinto Congreso Nacional.

    Por cierto es obligante reconocer que luego de su triunfo electoral en diciembre de ese año, nunca rehuyó su participación abierta sin subterfugios algunos en los procesos electorales que constitucionalmente debieron ser convocados, incluida una derrota dentro de ellas. Hasta casi en sus últimos meses en su condición de lamentable enfermedad terminal, estoicamente compitió con Henríque Capriles Radinski, al que venció en gallarda lid. 

       Esa conducta es contraria a la de sus descendientes políticos que intentan evitar cualquier confrontación de esa naturaleza.

      Es curioso como puede actuar una dirigencia de ruinosa moral política propiciadora de un sistema de destrucción masiva en todos los órdenes, que nos tiene acostumbrada con la utilidad de la fuerza represiva. Se nutre del arte de olvidar y del resorte elástico y cimbreante de la picaresca. El yerro cometido es que desde sus inicios al frente de la responsabilidad de gobernanza con tantas promesas evaporadas dónde en el hoy pasado eran calificadas  como una experiencia infalible, pero que registra en el presente una oscura embozalada nebulosa.

    Una gestión que en los últimos dos lustros se caracteriza por la pereza para definirse en momentos de claridad y apremio, no puede merecer crédito alguno a estas alturas. Aunque en otro plano el gobierno defraudó a los càndidos y alegres creyentes de una tibia embriaguez "revolucionaria". Toda una farsa continua muy sui géneris. Ha propiciado la peor fórmula farandulera del instante. Una receta más atrasada y desdichada de hacer política, que està en pie con agravadas consecuencias. Se ha nutrido del arte de olvidar y de un estilo elástico y cimbreante de la picaresca.

     Desde diversos sectores, la sumatoria de todas las fuerzas que en conjunto patentizan el clima mayoritario  de un pueblo se están concertando en un movimiento de reivindicación ciudadana. Este envión de 2023, es el primer jalón.

     Ha comenzado una lucha indetenible contra los traidores del pensamiento del Libertador. Vale decir, la lucha contra la opresión. Sólo podrá lograrse con una fuerte organización en todo el país con diversidad, capaz de unir sobre las bases de un programa claro, sin distinción de credos políticos, ser garantía  de victoria para un pueblo oprimido en lucha contra sus opresores. Este es el tema que debe asumirse con sensatez, desprendido del odio y el revanchismo, interpretando el deseo de millones en condiciones de minusvalia y mengua, que deben ver en él, la vía de la fidelidad a una urgente promesa para bien de cambio. Debe convertirse en un movimiento plural como una potente organización de masas y de lucha para conquistar la libertad. Un poder objetivo, arbitral y perenne, como aspira una Democracia, es por si misma, suficientemente significativa y a ello han de añadirse, sin entrar en consideraciones meramente políticas, las necesidades de puesta al día de un país que afronta una ocasión de replanteo y examen de conciencia, tras un período lineal de los últimos veinticuatro años. La hipótesis de ruptura, tiene en su intencionalidad, sin agresividad, una muralla insalvable a su admisión, como conducta dentro una legalidad y el deseo de paz de un pueblo cuya consistencia es, en nuestro tiempo, presumiblemente muy firme .

    No deseo sumarme a cuántos en este febril momento se empeñan en ofrecer prescripciones o insinuar admoniciones, con ánimo presionante. Lo único que parece ser obvio es que el nuevo modelo que aspira instaurarse debe ambicionar serlo de todos los venezolanos y debe acoger e impulsar una reforma institucional a tono con la altura de los tiempos que vivimos, con un ritmo y amplitud, que debe admitir la diversidad de opiniones. Esa es la altura del vuelo que aspiramos ofrezca la nueva propuesta de cambio que aspiran las grandes mayorías del país.

Profesor universitario jubilado, ex parlamentario.