El papa emérito tenía 95 años.
Su estado de salud había empeorado en los últimos días. En Baviera, la región natal de Benedicto XVI, la degradación del estado de salud del papa emérito alemán había suscitado una viva emoción entre los católicos en los últimos días, aunque el recuerdo de las controversias en que se vio envuelto ensombrece los homenajes a su figura.
«Os pido que acompañéis a Benedicto en su último viaje», había pedido el obispo auxiliar de Ratisbona en la catedral de la ciudad, invitando a los fieles a rezar por el expapa.