El sumo pontífice se reunió con refugiados, en su mayoría de Ucrania, y agradeció a los húngaros «por el esfuerzo realizado en la caridad».

El papa Francisco pidió este sábado «erradicar los males de la indiferencia» durante un encuentro con refugiados en el segundo día de su visita a Hungría.

En la mañana, unos 600 refugiados, provenientes principalmente de Ucrania, además de personas pobres, se reunieron en la iglesia neogótica de Santa Isabel, construida a finales del siglo XIX en el corazón de Budapest. Un millar de fieles asistieron al evento desde la explanada.

Tras escuchar varios testimonios, entre ellos el de Oleg Yakovlev, un ucraniano padre de cinco hijos que contó haber huido de su país en guerra, el papa agradeció a los húngaros, en particular a las asociaciones religiosas, «por el esfuerzo realizado en la caridad» y «por el modo con que han acogido a muchos refugiados procedentes de Ucrania».

Al gobierno del primer ministro Viktor Orbán le gusta elogiar la hospitalidad ofrecida a los desplazados de la vecina Ucrania, tema central de esta segunda visita papal en menos de dos años a este país centroeuropeo, algo contrario al discurso habitual.

Desde el inicio de la invasión rusa, más de dos millones de ucranianos han transitado por suelo húngaro, aunque solo 35.000 solicitaron el estatus de «protección temporal» implementado por la Unión Europea (UE), según datos de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur).

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