En 2014, grupos de menores no acompañados por adultos que huían de la violencia en Centroamérica abrumaron a las autoridades fronterizas del sur de Texas. En 2016, miles de haitianos que huían de un terremoto devastador quedaron varados en la ciudad mexicana de Tijuana después de atravesar 11 países, a pie y en autobús, para llegar a la frontera con Estados Unidos.
En 2018, unos 6.000 migrantes, en su mayoría guatemaltecos y hondureños que huían de la violencia, llegaron a Tijuana. Muchas familias con niños dormían en parques y calles bajo la lluvia y el frío.
Una veda sobre el asilo de la época del presidente Donald Trump, prorrogada brevemente por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, es una de las medidas estadounidenses que afectan ahora la decisión de los migrantes de abandonar sus hogares. La convergencia de la desigualdad, contiendas civiles y desastres naturales ha llevado a millones a abandonar Latinoamérica, Europa y África. Desde 2017, Estados Unidos es el principal destino mundial de quienes buscan asilo, según la ONU.