Manuel Rosales, veterano de la política en Venezuela, rival del entonces todopoderoso Hugo Chávez en 2006, gobierna hoy el estado petrolero de Zulia y dice que la oposición puede derrotar a Nicolás Maduro, pero debe ofrecerle «garantías» tras una eventual salida del poder.

Rosales (Santa Bárbara del Zulia, 71 años) fue por unas horas aspirante en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio, en medio de un torbellino de críticas que despertó temores de una nueva ruptura en la oposición. Fue llamado traidor, Judas.

Defiende que buscaba «salvar la ruta electoral» entre bloqueos a la inscripción de Corina Yoris, primera opción de la coalición Plataforma Unitaria, elegida como sustituta por la líder María Corina Machado, favorita en las encuestas pero inhabilitada para ejercer cargos públicos.

Finalmente fue postulado Edmundo González Urrutia y Rosales renunció a su candidatura.

«Yo dije ‘la candidatura, la tarjeta (boleta) están a la orden’ y cumplí», dijo en una entrevista en su despacho en la casa de gobierno en Maracaibo, estado de Zulia, el mayor colegio electoral del país y golpeado por el colapso de la industria petrolera.

Lleva un traje a la medida, impoluto, y el cabello canoso peinado hacia atrás. Habla pausado, sin cambiar el tono.

Manuel Rosales vaticina una «importante victoria»
Aunque espera una «guerra desproporcionada, sucia, de mucha vileza y bajeza» en estas elecciones, en las que Maduro aspira a un tercer mandato que lo proyecte a 18 años en el poder en Venezuela, Rosales asegura: «El chavismo es absolutamente derrotable».

«Vamos a obtener una importante victoria porque la situación política, económica, social del país no se puede ocultar», resalta.

No obstante, insiste una y otra vez en una «negociación seria» para una transición. «De nada han servido los sueños de que un día va a llegar aquí un ejército a salvarnos y a invadir a Venezuela», señala el político, crítico de las sanciones internacionales contra el país.

«Por eso me identifico y me gusta el discurso de nuestro candidato (González) en cuanto a que él va a transitar los caminos de la paz, el camino del reencuentro y que se aleja de la persecución, del pase de factura y del proceso violento», explica.

Abraza la «propuesta muy interesante» de un plebiscito, planteada por el presidente colombiano, el izquierdista Gustavo Petro, con quien se reunió cuando aún era candidato, un encuentro que le valió críticas.

Una consulta seria, que termine concretando lo que serían las garantías después de las elecciones para uno y para otro, es la manera para que Venezuela recobre la paz».

«Siempre soy candidato»
Rosales fue dos veces alcalde de la ciudad de Maracaibo (1995-2000, 2008-2009), dos veces gobernador de Zulia (2000-2008, 2021-actualidad) y candidato presidencial en 2006, en el pico de la popularidad de Chávez.

Perdió, pero se convirtió en líder de la oposición e impidió una reforma de la Constitución en una de las pocas derrotas del chavismo en 25 años.

Fue acusado de corrupción, inhabilitado y se exilió seis años en Perú. Volvió y estuvo preso en un caso que sigue abierto. Una negociación llevó a su excarcelación y a la recuperación de sus derechos políticos… y se postuló a la gobernación.

Rosales atraviesa un momento de baja popularidad. Recibe dardos constantes por su relación con Maduro, que insiste es institucional y no política o personal.

«Pensaban que yo me iba a parar frente a la plaza Bolívar, a retar y a declarar en guerra al estado Zulia», ironiza.

La candidatura fugaz de Manuel Rosales
Las críticas se intensificaron cuando pudo inscribir su candidatura fugaz, cuando pasó el filtro del chavismo, que vetó a Yoris. «Yo entiendo que soy ‘potable’ (para Maduro), porque soy un hombre profundamente democrático», interpreta.

«Iban a decretar seis años más de Nicolás Maduro en la presidencia sin nosotros hacer absolutamente nada. Yo no podía permitir eso», recuerda.