Desde el Palacio de Miraflores y rodeado de pastores evangélicos, Nicolás Maduro realizó este sábado una especie de ritual religioso para pedir «perdón» a Dios por la «corrupción, pecados, soberbia y fallas».

El acto, que tuvo lugar en el Salón Boyacá de la casa presidencial, estuvo encabezado por el apóstol Enrique Villalba. De rodillas y sosteniendo la bandera de Venezuela, rogaba al creador por «perdón» dadas las fallas cometidas. Maduro, mientras tanto, se hallaba acompañado de otros pastores, todos con sus manos elevadas.

«Tú dices que si tu pueblo se humilla, si tu pueblo se humilla, si reconoce, si se arrepiente, si confiesa su pecado, tú oirás el clamor. Tú perdonarás el pecado. Tú sanarás la tierra. Perdónanos. Perdónanos porque te dimos la espalda, perdónanos porque nos fuimos detrás de dioses extraños. Perdónanos porque adoramos dioses que no eras tú. Perdona nuestro pecado, nuestra inmoralidad, nuestra corrupción. Perdona señor nuestras faltas, perdona nuestra soberbia», imploró el pastor.

El religioso continuó clamando a Dios: «Perdónanos, te necesitamos. Visita Venezuela, restaura, transforma, aviva esta nación. Tú has dicho si mi pueblo se humilla, si mi pueblo clama a mí, tú has dicho clama a mí, yo te responderé».

«Hoy no vinimos acá a excusarnos, ni hacer un acto religioso ni protocolar. Hemos venido a clamar a ti, hemos venido a derramar nuestras lágrimas, nuestro corazón, a decir ‘te amamos’ a Venezuela. Que te necesitamos a ti, que reconocemos nuestra falta, nuestros pecados. Reconocemos señor las consecuencias de habernos olvidado de ti, de cerrar nuestros oídos y nuestro corazón a ti», prosiguió.

PIDIERON PERDÓN TAMBIÉN POR LA «HECHICERÍA»

Villalba también suplicó a Dios perdonar «nuestro corazón duro y soberbio». No obstante, también clamó disculpas por «la hechicería y la inmoralidad».

«Perdona todo lo que hemos hecho que te ha ofendido, que te ha entristecido. Perdona toda palabra necia, perdona toda mala actitud, todo egoísmo. Ten misericordia. Hoy clamamos a ti y decimos ten misericordia de nosotros», prolongó.

Maduro, por su parte, con una estola sobre sus hombros, decretó que el Palacio de Miraflores es «la casa de Dios, del pueblo de Cristo». Asimismo, anunció que declarará el 15 de junio como «el Día del Arrepentimiento en Cristo y el Día de la Esperanza».