En el bulevar de Boca de Aroa los bancos que sirvieron alguna vez de asiento a los visitantes desaparecieron. En su lugar sobresalen cabillas que amenazan la integridad física de cualquier niño despistado.

Todo en el bulevar luce abandonado. Hasta la capilla de San Juan Bautista muestra daños en su techo y en su infraestructura general.

Este proyecto que fue construido hace menos de 10 años, al decir de los vecinos, es un monumento a la desidia y al despilfarro de los dineros públicos.

El piso, las parrilleras y chozas de concreto construidas para las familias que van a la playa están a punto del derrumbe. La basura vegetal tambien «adorna» las esquinas del paseo.

El paisaje de abandono lo complementa el sistema colapsado de drenajes que, a cada lluvia, inunda las calles, como la Piar, que desembocan en el bulevar.

Francisco Chirinos