El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, será investido el domingo en la capital, Brasilia, y asumirá el cargo por tercera vez. Es la culminación de un resurgimiento político que seguro emocionará a sus partidarios y enojará a sus rivales en una nación fuertemente polarizada.
Pero es poco probable que este mandato sea como los anteriores: llega tras la carrera presidencial más ajustada en más de tres décadas y ante la resistencia de algunos de sus oponentes a que asuma el poder, según los analistas políticos, reseñó AP.
El izquierdista superó al presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro en el balotaje del 30 de octubre por menos de dos puntos porcentuales. Durante meses, Bolsonaro había sembrado dudas sobre la fiabilidad del voto electrónico y sus leales seguidores se resistieron a aceptar la derrota.
Muchos de ellos se han congregado en el exterior de cuarteles militares desde entonces, cuestionando los resultados y pidiendo a las fuerzas armadas que impidan que Lula llegue a la presidencia.