El presidente colombiano Gustavo Petro propuso el viernes que los campesinos puedan mantener sus cultivos de hoja de coca —materia prima de la cocaína— al tiempo que van sembrando un cultivo legal que pueda luego sustituir al ilegal.
En Colombia, existe un programa de sustitución de cultivos de uso ilícito en el que familias campesinas, usualmente pobres, se comprometen voluntariamente a reemplazarlos y no volver a sembrar coca a cambio de recibir apoyos económicos en proyectos legales que incluyen siembra de hortalizas o frutos.
Petro —primer presidente de tendencia izquierdista en Colombia— plantea que al mantener ambos cultivos los campesinos pueden comprobar si el legal funciona y es rentable para vivir de él y luego abandonar el ilícito.
La propuesta, que va a ser examinada por el gobierno, fue aplaudida por los asistentes al primer “Encuentro Cocalero del Catatumbo”, una región fronteriza con Venezuela y de las más afectadas por los cultivos ilícitos.
Colombia registró en 2021 un nivel histórico de cultivos de hoja de coca al llegar a las 204.000 hectáreas sembradas, superando así las 143.000 hectáreas registradas en 2020, según un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).
Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia del International Crisis Group, indicó a The Associated Press que el actual programa de sustitución de cultivos no permite sembrar coca al mismo tiempo que el alternativo, por lo que se tendría que idear uno nuevo o renegociarlo. Agregó que la sustitución gradual de los cultivos es un pedido reiterado de los cultivadores y que en algunos casos lo hicieron, manteniendo su coca hasta que el cultivo alternativo es productivo —lo cual puede durar años—.
Petro reiteró en el encuentro con cocaleros que la lucha contra las drogas “ha fracasado porque dedican el 97% de los recursos… simplemente para reprimir pueblos extranjeros” y no en programas de prevención para la juventud.
Desde su llegada al poder en agosto, Petro se ha propuesto reconfigurar la estrategia antinarcóticos para evitar que se persiga al campesino cultivador y enfocar esfuerzos de inteligencia en los grandes narcotraficantes y en el lavado de dinero. Además, ha convocado a otros presidentes latinoamericanos para empezar a replantear la estrategia como un esfuerzo regional.
AP