Donald Trump, candidato presidencial en EEUU, aseguró que el crimen en Venezuela y El Salvador está cayendo, no por obra de sus gobernantes, sino porque están enviando a los criminales a Estados Unidos.
Donald Trump dejó en claro el jueves cuál será su prioridad si vence las presidenciales de Estados Unidos: terminar el muro en su frontera con México e iniciar un gran plan de deportación para los «asesinos» que llegan de Latinoamérica.
Con la oreja aún vendada tras resultar herido en un intento de asesinato, el exgobernante cerró con su discurso la Convención Nacional Republicana en Milwuakee, aceptando formalmente la nominación como candidato presidencial.
Sus primeras palabras fueron un llamado a la unidad, diciendo que gobernaría para todos los estadounidenses y no solo para la mitad, y pidió no criminalizar las diferencias de opiniones.
En un inicio conmovedor, guardó un minuto de silencio en honor a un bombero seguidor suyo, que murió durante el ataque que sufrió el sábado en Pensilvania. Y dijo que «Dios» estuvo de su lado, al evitar que él recibiera un tiro.
Pero luego enfocó toda su artillería en la crisis migratoria que atraviesa el país, con miles de extranjeros llegando de diversas latitudes, en busca de mejores condiciones de vida.
Volvió a su habitual descripción de Estados Unidos como una ruina apocalíptica que necesita ser salvada por él.