EAGLE PASS, Texas, EE.UU. (AP) — Más de una decena de gobernadores republicanos se reunieron el domingo en la frontera entre Texas y México mientras que, al otro lado del río, Kyle Williams sopesaba sus distintas opciones para ingresar a Estados Unidos.
El jamaiquino de 23 años, quien dijo que abandonó su país luego de enfrentar ataques y discriminación debido a su sexualidad, había seguido los mismos pasos que una cantidad sin precedentes de migrantes en los últimos dos años e intentó cruzar el río Bravo (o Grande) en la ciudad fronteriza de Eagle Pass. Pero regresó empapado luego de pasar horas en el río sin lograr convencer a los soldados de la Guardia Nacional de Texas que estaban detrás de una valla de alambre de púas para que lo dejaran ingresar.
“No es simplemente algo que dicen para disuadir a la gente de entrar. Es real”, dijo Willis, quien por el momento se aloja en un albergue en la ciudad mexicana de Piedras Negras.
Su experiencia podría ser considerada una victoria para el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien el domingo regresó a Eagle Pass rodeado de gobernadores republicanos que han elogiado su enfrentamiento con el gobierno del presidente Joe Biden en torno a la aplicación de las leyes de migración. Pero el descenso en la cantidad de cruces forma parte de una compleja mezcla de acontecimientos en la frontera sur de Estados Unidos, incluidas medidas más estrictas en México para controlar la migración. Mientras tanto, los migrantes se desplazan río abajo y cruzan por otros lugares.
El tema también estuvo al frente de la agenda en Washington, en donde los senadores se apresuraron el domingo a dar a conocer una iniciativa que había generado gran expectativa, la cual conjunta medidas de seguridad fronteriza con ayuda para la guerra en Ucrania.
Abbott dijo que seguirá expandiendo sus operaciones a lo largo de la frontera con México, pero no dio detalles. Durante casi un mes, Texas ha restringido el acceso de la Patrulla Fronteriza a una zona ubicada frente al río Bravo conocida como el parque Shelby, acusando al gobierno federal de no hacer lo suficiente para frenar los cruces.
“Estamos aquí para enviar un mensaje fuerte y claro de que estamos unidos en la lucha para asegurarnos de que seremos capaces de mantener nuestra garantía constitucional que dice que podremos defendernos ante cualquier tipo de peligro inminente”, declaró Abbott.
La cantidad récord de cruces fronterizos es una desventaja política para Biden y un tema que los republicanos están ansiosos de poner en el primer plano de la discusión durante un año electoral. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, se comprometió la semana pasada a enviar más elementos de la Guardia Nacional a Texas y otros gobernadores contemplan la posibilidad de nuevos despliegues.
Aunque DeSantis no estuvo el domingo en Eagle Pass, Abbott estuvo acompañado por los gobernadores Sarah Huckabee Sanders, de Arkansas, y Bill Lee, de Tennessee, entre otros republicanos.
Eagle Pass es el punto donde Texas ha estado enfrascado en una lucha de poder con el gobierno de Biden durante el último mes, después de que el estado comenzó a negar el acceso de los agentes de la Patrulla Fronteriza al parque Shelby.
Los cruces han disminuido en las últimas semanas a lo largo de toda la frontera sur de Estados Unidos, incluidas zonas en las que no hay una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad.
Tucson, Arizona, el cual ha sido el sector más concurrido de los nueve de la Patrulla Fronteriza en la frontera de Estados Unidos con México, registró 13.800 arrestos durante la semana que terminó el viernes. Representa una disminución del 29% respecto al máximo de 19.400 registrado en la semana que concluyó el 22 de diciembre, de acuerdo con John Modlin, jefe del sector.
Apenas un día después de que Biden expresó “su agradecimiento al apoyo operativo de México y por tomar medidas concretas para frenar la migración irregular” en una llamada con su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador, el Instituto Nacional de Migración de México dijo el domingo que en la última semana había rescatado a 71 migrantes —22 de ellos menores de edad— en dos grupos que quedaron varados en bancos de arena del río Bravo, entre Eagle Pass y Piedras Negras. Las personas eran originarias de México, Centroamérica, Ecuador y Perú.
Una hondureña y su bebé de 1 año también fueron rescatados del agua, y el equipo de emergencias también encontró tres cadáveres, aparentemente de migrantes que murieron durante su intento por cruzar hacia Estados Unidos.
Biden, quien cada vez suena más parecido al expresidente Donald Trump, presiona al Congreso para que apruebe restricciones al asilo que habrían sido inimaginables en él cuando asumió el cargo. La inmigración sigue siendo una de las principales preocupaciones de los votantes rumbo a las elecciones presidenciales de este año. Una encuesta de AP-NORC realizada hace unas semanas reveló que la cantidad de electores preocupados por la inmigración ascendió a 35%, respecto al 27% del año pasado.
La llegada de los gobernadores republicanos a Eagle Pass concluye un fin de semana que ha mantenido a la pequeña ciudad fronteriza de unos 30.000 habitantes bajo los reflectores. Cientos de manifestantes que protestaban contra las políticas de inmigración de Biden realizaron una marcha el sábado a las afueras de la ciudad con el lema “Recuperemos nuestra frontera”, y los vendedores ofrecían gorras y banderas de Trump inspiradas en el lema de campaña “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”.
El número de cruces en Eagle Pass se ha reducido recientemente a unos cientos al día. Texas cerró el acceso de los agentes federales al parque Shelby después de un marcado declive en el número de cruces a finales de diciembre. Mike Banks, a quien Abbott designó el año pasado para supervisar las operaciones fronterizas de Texas, se refirió al parque como un “imán” para los migrantes que intentan ingresar al país.
“Así que quitamos ese factor de atracción”, dijo Banks.