Las cuevas de Groenlandia encierran información clave sobre cómo ha cambiado el clima, lo que a su vez ayuda a pronosticar el futuro. Para obtenerla, Gina Moseley, profesora de Paleoclimatología en la Universidad de Innsbruck, se ha adentrado en lo más profundo de estos espacios desconocidos.
Moseley era apenas una niña cuando comenzó a practicar la espeleología, la ciencia que estudia las cavernas. “Empecé cuando tenía 12 años y pensé ‘me encanta este deporte’. Después, bajé a la cueva. Me enganché absolutamente desde ese primer momento”, recuerda.
Las cuevas cumplen una doble condición que las vuelve una gran fuente de información, explica Moseley: están bien conectadas con la superficie y, al mismo tiempo, protegidas, lo que “significa que pueden conservar registros de cómo el clima ha cambiado en el pasado durante millones de años”.
Según Moseley, las muestras que ha obtenido hasta ahora en Groenlandia “se formaron en épocas más calurosas y húmedas que en la actualidad”. Algunas datan de hace más de medio millón de años, dice la experta, y en ellas puede analizarse la composición de cada capa de roca. “Es un poco como estudiar los anillos de crecimiento de los árboles. Cada capa cuenta una historia diferente sobre el clima y el medioambiente de la época”, dice.
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