Hace meses que la idea de un adelanto de las elecciones presidenciales en Venezuela se ha venido deslizando desde el chavismo. Este jueves Nicolás Maduro ha vuelto a ponerla sobre el tapete. “No sabemos si las elecciones presidenciales serán este año o el próximo. Guárdenme ese secreto”, dijo durante la conmemoración del 13 de abril de 2002, el día en que Hugo Chávez regresó al poder después del breve golpe de Estado perpetrado en su contra. Esta declaración tensa el pulso que hay entre el Gobierno y la oposición para conciliar garantías democráticas para estos comicios presidenciales que serían la última oportunidad de encontrar una salida a la grave crisis política e institucional que vive el país sudamericano, cercado por la comunidad internacional por su deriva autoritaria.
“Pretenden lavarse la cara, pretenden disfrazarse de demócratas para presentarse en las elecciones próximas”, advirtió Maduro en referencia a la oposición, que se está organizando para escoger un candidato unitario a través de unas primarias convocadas para el 22 de octubre, con la premisa de que los comicios presidenciales se realizarían en 2024. No es la primera vez que el chavismo usa la jugada adelantada como estrategia para descolocar a la oposición. Lo hizo en 2018, con las elecciones realizadas el 20 de mayo de ese año, las que al final han desembocado en la crisis de legitimidad que tiene su Gobierno, que entre 2010 y 2021 dejó de ser reconocido por una parte de la comunidad internacional.
A la vuelta de cinco años, la maniobra de 2018 se encuentra con un contexto diferente, en el que los que impusieron las sanciones económicas más duras han hecho gestos para flexibilizarlas en un escenario energético en el petróleo venezolano se ha vuelto relevante tras el veto impuesto a Rusia por la guerra en Ucrania. Maduro también ha sacado provecho de los cambios de gobierno en la región y también del descalabro que ha vivido la oposición tras la disolución del Gobierno interino encarnado por Juan Guaidó que hacía de contrapoder.
La llegada del izquierdista Gustavo Petro a la presidencia de Colombia ha ampliado la capacidad de interlocución del chavismo. El mandatario colombiano ha querido convertirse en una palanca de tracción en la estancada crisis venezolana, para lo que ha hecho importantes acercamientos a Maduro con cuatro visitas al país. Para el próximo 25 de abril ha convocado a una reunión de líderes de 15 países para discutir el caso venezolano como un asunto regional y apoyar en la reanudación del diálogo, según el canciller Álvaro Leyva. Pero Petro también ha señalado los asuntos pendientes a Maduro como el reingreso al sistema interamericano de derechos humanos, la necesidad de dar garantías a la oposición y también había pedido expresamente no adelantar las elecciones, según fuentes gubernamentales.
Desde que se iniciaron las negociaciones en México, nuevamente auspiciadas por el Reino de Noruega tras dos fracasos en Oslo y Barbados, la Plataforma Unitaria ha reclamado la falta de compromisos políticos de parte del Gobierno para llegar a ese ideal de elecciones libres y competitivas que se reclama tanto dentro como fuera del país. La liberación de presos políticos y la habilitación de candidatos y candidatos bloqueados por procesos judiciales arbitrarios han sido dos exigencias sobre las que no se han puesto acuerdos sobre la mesa. La delegación del Gobierno de Maduro ha logrado timonear la conversación, dejándola estancada la mayor parte del tiempo para hacer presión para que Estados Unidos libere las sanciones que han complicado la venta de petróleo.
Hace unos semanas el jefe de la delegación oficialista, Jorge Rodríguez, condicionó el regreso a las negociaciones de México a la liberación de 756 sanciones y el chavismo endureció el tono contra la oposición. Hace unos días el dirigente de Voluntad Popular Juan Guaidó, precandidato en las primarias, denunció que el Gobierno había girado una orden para arrestarlo, lo que llevó a Washington a advertir un endurecimiento de las sanciones a pesar de que la Casa Blanca restableció las comunicaciones con el chavismo el año pasado. Este mismo jueves, Maduro respondió: “No aceptamos amenazas del Gobierno de Estados Unidos. Aquí estamos de pie con esfuerzo propio y seguiremos avanzando con esfuerzo propio”.
El País