La escasez de electricidad que lleva años gestándose como consecuencia de los retrasos en la construcción de nuevas centrales eléctricas de carbón; la corrupción en los contratos de suministro de carbón; el sabotaje y el fracaso a la hora de flexibilizar la regulación para permitir a los proveedores privados introducir energías renovables son algunos de los extremos que han llevado al Ejecutivo a tomar la decisión.
«Estamos sumidos en una profunda crisis energética», declaró Ramaphosa en su discurso anual sobre el estado de la nación ante el Parlamento. «La crisis ha evolucionado progresivamente hasta afectar a todos los ámbitos de la sociedad. Debemos actuar para aminorar el impacto de la crisis en los agricultores, en las pequeñas empresas, en nuestras infraestructuras hídricas y en nuestra red de transportes», agregó.
La declaración del estado de catástrofe se produce en un momento en que los cortes de electricidad duran hasta ocho horas al día y afectan a hogares, fábricas y empresas de la nación con 60 millones de habitantes.
La medida no es nueva: el «estado de catástrofe» fue implementado anteriormente para hacer frente a la pandemia de Covid-19 en 2020 y a las mortales inundaciones que el año pasado causaron la muerte de más de 400 personas.
France24